Quizás sea mi hacer como arquitecto lo que me permite recordar en mis pinturas que, dentro de la ciudad, la contemplación es un ejercicio tan necesario como en plena naturaleza. La construcción humana nos rodea y es el reflejo de nuestra identidad colectiva. La mirada sobre las fachadas de edificios habla de las historias que esconden esos edificios y narran lo que somos como sociedad.